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CRECIMIENTO, DESEMPLEO Y TECNOLOGIA


Por: Patricio Malatrassi A. (Chile)
Taller de Economía Ical
Para Rebelión

En alguna parte hemos leído que nos quedan para crecer sólo unos pocos años. Se refieren al parecer a lo que le queda al gobierno concertacionista de Lagos para terminar su gestión. Quien elucubró la frase crea una disyuntiva dramática que desemboca en una receta de crecimiento que considera como pilar fundamental las tecnologías de información (TI), tanto en la innovación de las industrias existentes en el país como en la atracción de inversiones de alta tecnología, acuciados por la predicción de que la demanda por esta tecnología crecerá en los próximos 5 años 20 veces más que en toda la historia humana.

Dejando de lado el hecho de que este reaccionario enfoque, hace descansar el avance económico en mercancías que someten a sus productores a su dominio, reiterando así la profunda creencia en el carácter impersonal y automático del orden económico.

La fetichización de la producción, aunque sea de alta sofisticación, como la generada por las TI es una mala señal. Se sigue pensando, anclados en pleno siglo XIX, en el poder independiente de las cosas, donde los factores de producción "producen" ingresos a quienes detentan su propiedad. Mostrando además el hecho innegable que la producción de mercancías bajo las condiciones del capitalismo sigue mostrando una intensa racionalización de sus procesos parciales y una desatada irracionalidad del funcionamiento del sistema como un todo.

Para Chile el subirse en el carro del futuro implica no sólo este aspecto. El desafío es mucho más complejo. Chile está, por ejemplo, en el lugar 25 a nivel mundial en desarrollo y aplicación de tecnologías, en el lugar 34 en fondos destinados al desarrollo de tecnologías; en el lugar 48 en inversión en investigación y desarrollo, en el lugar 37 en el presupuesto en educación pública .(1) La visión de estas cifras nos permite deducir que este país que ha construido una tan buena base macroeconómica, para los empresarios, permitiéndoles tasas de ganancias extraordinarias, no lo ha hecho a través de crecimiento que cree bases de desarrollo de largo plazo que permitan un aprovechamiento integral de las potencialidades económicas, tecnológicas y humanas.

Ha sido un crecimiento empobrecedor, depredador de recursos, acicateado por la necesidad de ganancias de corto plazo de las transnacionales.

No hay interés por el desarrollo propio. Se ha optado por la importación de procesos tecnológicos de punta que nos darán una apariencia de estar participando en la construcción del futuro. Pero será sólo eso: una apariencia. La instalación de estos grandes conglomerados está sujeta a la presencia de gobiernos dóciles, garantías desmesuradas y el ofrecimiento de un factor trabajo, domesticado y sin capacidad de reacción.

Las grandes empresas globales están trasladando sus operaciones desde los países donde estaban instaladas originalmente hacia países con un buen nivel de desarrollo humano, pero a costos mucho más bajos. Debemos recordar que la primera generación de "clusters" se realizaron hacia Taiwan, India, Escocia e Irlanda. Países que entregaron grandes garantías en "fuerza de trabajo", disciplinada y de bajo costo. No obstante, están siendo desplazadas por otras más competitivas en costos, principalmente en Europa oriental o en Asia.

En el caso de Taiwan, por ejemplo, parte importante de la plusvalía, ahora denominado valor agregado, que antes se producía en ese país, ha sido trasladada a China y Filipinas. De allí que los estrategas de la economía mundial están produciendo una migración hacia lo que llaman "clusters de segunda generación" donde Chile estaría siendo ofrecido en función de una población bastante educada, con amplia disponibilidad de buenos ingenieros a "un costo razonable", una muy buena infraestructura de telecomunicaciones, con alta estabilidad en materia política y seguridad jurídica, donde el derecho de propiedad ha sido ya convertido en inexpugnable a través de la maraña de acuerdos internacionales (TLC). Los servidores de las transnacionales están por tanto dedicados a acelerar el paso, con medidas como convertir el inglés en el segundo idioma nacional, plena libertad para remitir fondos al exterior, proteger la propiedad intelectual, beneficios tributarios a las inversiones. Una fuerza laboral flexibilizada y adaptada a los cambios en el marco de los acuerdos de libre comercio suscritos por Chile.

Costa Rica fue el primer país en adecuarse a los requerimientos de la industria tecnológica lo que permitió la llegada de Intel (2) en 1996 que colocando una planta microprocesadora de US $ 390 millones y creando 3.500 puestos de trabajo, exporta mercancías por US $ 2 billones al año. Condiciones que exigió para este gran negocio: un régimen de zonas francas con plenas concesiones arancelarias y fiscales y un gobierno con puertas abiertas. Esta misma empresa logró en Colombia que durante tres años sus ventas en el país estuvieran exentas de IVA bajo la fórmula de masificar el uso de procesadores.

Uruguay en el mismo esquema, le proporcionó su Zona Franca a la gigante India TCS y el compromiso del Presidente Batle en poner al poder ejecutivo en línea directa a fin de resolver cualquier eventualidad o dificultad en las operaciones.

En este escenario la llegada circunstancial y de mediano plazo de estos conglomerados que son presentadas como la fórmula para resolver el problema del crecimiento, de la creación de empleo, de incorporación de tecnología no pasa de ser una falacia. Porque al igual que la destrucción de empleos que significa la llegada indiscriminada de bienes importados no es compensada de modo alguno con la creación de ellos a partir de segmentos exportadores de baja tecnología, tampoco lo es la instalación de subsidiarias. En estas condiciones su aporte es meramente superficial, pues los encadenamientos productivos que pudieran interesar, siguen estando en los países de orígenes. Sólo se trata en definitiva de conseguir plataformas de operación de bajo costo que aseguren una plusvalía enorme.

Como ejemplo de esto podemos observar que los sectores privados en la gran minería del cobre que entre 1985 y el 2002 ha extraído y vendido cobre del orden de los 23 millones de toneladas métricas de cobre de mina, no registra nuevas industrias significativas ligadas que creen empleos estables y de desarrollo autónomo en otros sectores de la economía. Incluso los proyectos realizados en el área estatal en el sector minero en Investigación y Desarrollo que muestra extraordinarias potencialidades, no pasan de ser marginal en el total de la industria.

Esto hace que, en vez de ver un país pujante construyendo un mundo distinto veamos un crecimiento acelerado del sector informal: comerciantes de ferias libre, fleteros, vendedores callejeros que se toman el centro de las ciudades, imprentas piratas, vendedores de droga, mafias de delincuentes, lúmpen de cuello y corbata etc. Situación corroborada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que muestra que entre el primer trimestre de 2002 y el mismo período de 2003 en Chile se generaron 165 mil nuevos puestos de trabajo, de los cuales 160 mil corresponden a empleo informal, es decir el 97 %.

De los 165 mil empleos creados entre enero-marzo de 2002 y enero-marzo 2003, 94 mil fueron de mujeres y de estos 81 mil son informales. En los hombres toda la creación de empleo fue informal.

Estos son los resultados reales de la política neoliberal de apertura indiscriminada de los mercados internos y del posicionamiento de industrias a las cuales no se les hace ninguna exigencia de trasferencias económica y tecnológica real a la estructura de desarrollo del país.

Las inversiones tienen sentido cuando tienen un efecto multiplicador sobre la economía y la creación de empleos permanentes. Por de pronto, estas empresas transnacionales centran su esfuerzo en externalizar el empleo. Esta externalización de servicios o "outsourcing" hace aparecer a los trabajadores laborando por su cuenta sin una relación asalariada con las empresas, liberando a esta de pagos previsionales y de seguros de cesantía. Sólo el 14 % de los trabajadores por cuenta propia cotiza en Seguridad Social y el 70 % utiliza los sistemas públicos gratuitos de salud.

Las implicaciones de esto son que este sector, para resolver esa situación, recurre al sector público para costear su salud y jubilación con lo que el conjunto de los chilenos termina subsidiando al gran empresariado.

Afortunadamente en este sentido de exigencia ha caminado el paro de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) reflejando lo que los chilenos debiéramos exigir, por lo menos de estos tres gobiernos de la Concertación. En ellos está la verdadera incorporación al futuro.

Las TI son necesarias pero no suficiente. Lo fundamental es el cambio de un modelo de economía que indudablemente no da cuenta de los intereses nacionales.

Notas:

(1) Fuente : Informe de competividad mundial IMD - U. de Chile/ 2003).
(2) Intel es el mayor fabricante de chips del mundo y también líder en productos informáticos, módulos de redes y comunicaciones. Bajo el lema "Intel inside" domina el 80 % de la producción de microprocesadores bajo el registro Pentium y Celeron.

Publicada: 25 de Agosto, 2003

  

La Comunidad Chileno-Canadiense de Edmonton expone una serie de documentos de interés para la reflexión y el análisis. Su publicación en Portal Chileno no implica que los textos aqui publicados sean compartidos, parcial o completamente, por esta organizacion. Los temas serán variados y en general, serán reproducciones de otras publicaciones.

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