el Ejército de Chile viene adoptando, desde hace ya varios
años, decisiones tendentes a abandonar una concepción centrada en una
óptica propia de la Guerra Fría".
En este punto lo felicito calurosamente por su talento. Me parece
estupendo encontrar una explicación que no existía. Una explicación
ayuda casi tanto como una justificación. Realmente situar lo ocurrido
en Chile desde 1973 adelante, dentro del contexto de la Guerra Fría,
es la explicación más inteligente que he leído en mi vida. Además, no
sólo es inteligente, sino que se reviste de una parte de verdad,
aunque no de toda la verdad.
Es cierto que lo ocurrido se puede situar en el contexto de la guerra
fría entre los imperialismos soviéticos y norteamericanos, pero esta
ubicación no explica las motivaciones, ni usted las aclara, ni en
los aspectos que podríamos considerar detalles, ni en los de fondo.
No aclara, por ejemplo, que los Estados Unidos de América crearon y
mantuvieron la Escuela de las Américas para enseñar a las Fuerzas
Armadas de este continente a violar los Derechos Humanos, secuestrar,
torturar, asesinar y desaparecer a sus 'adversarios'. Eso es un
detalle que no revela su explicación.
Lo de fondo es que el Golpe de Estado se fraguó en el gobierno de los
Estados Unidos, con la complicidad de civiles y militares chilenos y
con el objetivo cumplido de apoderarse de los bienes de las áreas de
propiedad mixta y de propiedad social. La motivación, señor General
Cheyre, fue apoderarse de un botín de unos cien mil millones de
dólares y lo consiguieron, con ayuda de la Fuerza Aérea, de la Armada
de Chile, de Carabineros y de algunos 'malos chilenos'. Esa es la
verdad de fondo y al Ejército de Chile le falta reconocerla e
indemnizar a las víctimas, que somos todos los chilenos, con
excepción de una clase alta corrupta.
Por este punto fundamental, no podemos estar de acuerdo con usted,
aunque reconozco el valor de sus declaraciones y lo felicito por
ellas, pero falta mucho todavía. Es muy bueno, muy positivo que usted
diga y publique: "Una visión que condujo a la comprensión de la
política desde una perspectiva que consideraba enemigos a los que
eran sólo adversarios y a la reducción del respeto a las personas, su
dignidad y sus derechos." Seguimos siendo adversarios, señor General,
mientras no se sepa toda la verdad, y me alegra ser adversario, así
tengo menos temor a ser desaparecido o torturado por sus valientes
soldados cuando viajo por Chile.
Usted puede afirmar, porque esta en su derecho hacerlo, refiriéndose
a las actuaciones pasadas del Ejército de Chile que: "Actuó -en ese
contexto- con la absoluta certeza que su proceder era justo y que
defendía el bien común general y a la mayoría de los ciudadanos".
Deseo decirle con toda claridad que no estoy de acuerdo con su
afirmación y deseo probarle que es falsa y que usted está equivocado.
Aunque el Ejército de Chile nunca se ha destacado por su afición a la
cultura, sus oficiales y mandos tienen el mínimo suficiente como para
no alegar ignorancia de lo que hacen. Esto es válido hoy como hace
treinta años, dos meses y veinticuatro días. Nadie puede pensar que
torturar mujeres y asesinar niños pueda ser algo justo y en defensa
del bien común, pero hay más. El Ejército de Chile no podía ignorar
los resultados de las elecciones de marzo de 1973, publicadas con
detalles en el Anuario de 'El Mercurio' de ese año. Elecciones que
demuestran a quien quiera informarse honestamente, que la mayoría
apoyaba el Gobierno del Dr. Salvador Allende. El Golpe de Estado fue
dado contra la voluntad y el deseo de la mayoría de los chilenos. Es
un hecho histórico. Y no vale alegar que en esa votación -a pesar del
aumento de votos por la Unidad Popular-, no alcanzó el cincuenta por
ciento que exige una mayoría absoluta, porque usted, como todos los
chilenos sabe que Democracia es lo que quiere la mayoría relativa.
Además, la Democracia Cristiana estaba dividida entre los que
arrojaban maíz a los militares para que dieran un Golpe de Estado y
los que seguían, como Radomiro Tomic, fieles a la Constitución y las
leyes. Y también usted sabe, como saben todos los chilenos, que
incluso en la Derecha había gente -como algunos de los fundadores de
Renovación Nacional- que siempre fueron respetuosos de la
Constitución. Es un hecho histórico que la mayoría de chilenos no
quería ni quiso nunca un Golpe de Estado. Y eso, señor General, lo
sabían hasta los cadetes.
Estoy totalmente de acuerdo con su afirmación: "¿Excusa el escenario
de conflicto global ya descrito las violaciones a los derechos
humanos ocurridas en Chile? Mi respuesta es una e inequívoca: no". El
'escenario de conflicto global' es una genial explicación, aunque
incompleta, como ya le he manifestado, porque oculta la motivación
fundamental, que fue el citado robo de las áreas de propiedad social
y mixta. Robo consumado hasta el día de hoy y sobre el cual no hemos
recibido ninguna explicación, ni menos reparación, y seguimos
esperando.
"Las violaciones a los derechos humanos nunca y para nadie, pueden
tener justificación ética. Por ello mis palabras no deben entenderse
como una morigeración de lo ocurrido, sino como un esfuerzo más en la
búsqueda de la verdad pues, ya lo he dicho antes, la verdad libera y
trae paz a los espíritus; pero debe ser una verdad completa y
entendida siempre en el contexto histórico en que ocurrieron los
hechos." Hermosas y nobles palabras, señor general, aunque de alguna
manera muy sutil pueden servir para llegar a una ley de punto final,
algo así como 'olvido y perdón'. De alguna forma que me cuesta
captar, intuyo en ellas una alusión a la malévola y absolutamente
falsa teoría de los 'dos demonios'. ¿Qué entiende usted, señor
General, por 'el contexto histórico en que ocurrieron los hechos'? En
esa frase está -como decimos los chilenos- la madre del cordero.
Mi sospecha y mi temor se agravan cuando usted afirma:
"En nuestro caso, unas circunstancias excepcionales, anormales y de
odiosidad muy amplias que nos dividieron, y profundamente." ¿Puede
haber alguien en el mundo que no esté de acuerdo con esa frase? Por
mi parte creo firmemente que así ocurrió, tal como usted lo dice.
Pero surge una duda. ¿A qué 'circunstancias excepcionales' se refiere
usted, señor General?
Me temo que para usted se trata de la 'Guerra Fría'. Mientras que yo
entiendo que se trata de siglos de explotación, seguidos de una
confabulación monstruosa entre el Gobierno de los Estados Unidos,
representado por los señores Nixon y Kissinger, con militares
chilenos y algunos civiles como Agustín Edwards, para apoderarse de
los bienes de todos los chilenos. Si usted estuviese de acuerdo en
aceptar la verdad que ha reconocido el Senado y el Gobierno de los
Estados Unidos, yo estaría totalmente de acuerdo con usted. Pero si
usted insiste en achacar los crímenes contra la Humanidad a factores
externos (un tanto esotéricos) como la Guerra Fría, nos encontramos
ante un escollo duro y un desacuerdo de fondo total.
Señor General, haga 'un esfuerzo más en la búsqueda de la verdad
pues, ya lo ha dicho antes, la verdad libera y trae paz a los
espíritus'. Eso creo que es lo que queremos todos los chilenos.
Se lo pido respetuosamente, señor General, citando su frase: "Se
trata, sin embargo, de una época y de una manera de existir, como
pueblo y como nación, que se ha dejado atrás". Sí, es cierto que ha
quedado en el pasado, pero nada está olvidado, ni habrá perdón ni
olvido. Y la división entre los chilenos seguirá mientras haya Presos
Políticos condenados por Tribunales Militares; mientras existan
enclaves de Poder; mientras haya Senadores designados por el
Dictador; mientras la Democracia siga tutelada por las Fuerzas
Armadas; mientras tengamos una Constitución espúrea y nula de
Derecho; mientras no se reparen los daños; mientras no devuelva su
Institución las tierras mal habidas ni los dobles sueldos cobrados
con la excusa de una guerra que no existió. Seguirá la división
mientras no haya un Juicio Justo para el Genocida, nada más, pero
nada menos.
Ha dado usted un gran paso en la historia de nuestro país, pero falta
mucho por avanzar todavía para llegar a una reconciliación de todos
los chilenos. Todo eso nos falta para alcanzar "la realidad de un
país -el nuestro- que hace suyos los principios y valores de la
democracia como sistema político y del respeto a la dignidad del ser
humano como el elemento vital para una sana convivencia nacional e
internacional".
¿Habrá 'un proceso educativo de revalorización de los derechos
humanos'? ¿Quién le enseñará Derechos Humanos a los cadetes y
suboficiales? ¿Será el profesor don Pablo Rodríguez Grez, como solía
serlo sobre estos temas para la CNI y la DINA? ¿O invitarán al
abogado Hugo Gutiérrez? Son estos detalles, señor General, los que
nos convencerán de la bondad de sus intenciones y de la veracidad de
las palabras.
Es muy bueno cuando usted afirma: "El Ejército de Chile tomó la dura,
pero irreversible decisión de asumir las responsabilidades que como
institución le cabe en todos los hechos punibles y moralmente
inaceptables del pasado". Es serio y positivo que el Comandante en
Jefe haga esta afirmación. Se lo agradezco. Pero es falso que "en
reiteradas oportunidades las faltas y delitos cometidos por personal
de su directa dependencia; las ha censurado, criticado públicamente y
ha cooperado permanentemente con los tribunales de justicia para, en
la medida de lo posible, contribuir a la verdad y a la
reconciliación". Es verdad que usted ha intentado este camino de
honestidad y reconocimiento de los hechos, pero es falso que el
Ejército lo haya hecho así, salvo que entendamos su voz, como la voz
de todos los militares. O salvo que esa frase 'en la medida de lo
posible' signifique que están bien las mentiras que los militares
implicados y sus encubridores suelen utilizar con demasiada
frecuencia ante los Tribunales. Como las mentiras contadas en la mal
llamada Mesa de Diálogo, que sólo sirvió como cortina de humo para
distraer a la opinión pública y facilitar la fuga del ex Comandante
en Jefe desde Londres. Es un hecho histórico que cuerpos de
desaparecidos arrojados al mar -según declaraciones de militares- han
aparecido en diversos lugares. ¿Es eso 'colaborar en la medida de lo
posible'? De verdad, señor General, quiero ver al Ejército de Chile
asumir la 'irreversible responsabilidad que como institución le
cabe', porque todavía no lo he visto. Hasta ahora han aportado mucha
información inútil y muchas mentiras y siguen actuando como un
ejército vencedor en territorio ocupado.
Por eso, cuando usted afirma: "Puedo afirmar pues, al ofrecer esta
sintetizada cuenta del proceso de cambios que el Ejército ha venido
efectuando que la institución a mi mando ha transitado desde una
organización, una lógica y un actuar, que eran propios de la Guerra
Fría, hacia aquella que Chile hoy nos demanda", puedo decirle sin
odios y sin reservas, que sus palabras son muy nobles y sus
intenciones también, pero usted conjuga mal los verbos, señor
General, el Ejército no ha transitado, esta intentando transitar, lo
que ya es un mérito digno de reconocer, aunque su equivocación
gramatical distorsione la realidad.
Lo felicito porque de una forma clara, usted mismo reconoce su error
al decir al final de su carta: "Nuestra tarea en esa dirección, quizá
aún incompleta, se debe limitar al tránsito institucional desde
visiones del pasado, como aquella determinada por la Guerra Fría,
hacia otras contemporáneas y concordantes con el Chile hoy. Una tarea
a la que seguiremos dedicando nuestros mejores y más honestos
esfuerzos como militares y como chilenos". Aunque insiste en su
inteligente explicación sobre la Guerra Fría, que no es
justificación, pero que casi se parece a una justificación, su
declaración y su compromiso le honran y le agradezco su carta y
especialmente esa frase 'quizás aún incompleta' por ser un
reconocimiento explícito de que le falta mucho por hacer, aunque
parece haber encontrado la dirección correcta.